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La vida social es fundamental para el aprendizaje de idiomas, porque la necesidad de comunicarse es la que permite practicar y aprender. Sin embargo, no siempre se tiene el dinero para poder hacer inmersión viajando a otros países, por lo que el Internet es una herramienta clave, tanto para aprender sin dinero, como para no olvidar lo aprendido. También puedes leer nuestro artículo específico sobre cómo aprender inglés con un presupuesto limitado.

Última actualización 11/2/2020

Aprender sin dinero

Aprender idiomas sin dinero: Mi experiencia con las redes sociales

Aprender gratis con las redes sociales

Las redes sociales han sido clave en mi aprendizaje de idiomas. Las salas de chat con propósitos culturales, sociales o de aprendizaje de idiomas me han permitido conocer hablantes nativos, personas con idiomas muy diferentes al mío, pero con quienes he podido llegar a un acuerdo de hablar un idioma común.

Es más motivante practicar un idioma cuando te interesa saber más sobre alguien, su país, su ciudad, lo que opina, lo que puedes debatir, que cuando te toca aprenderlo para conseguir trabajo y no quedarte atrás.

Un amigo mío era fanático de la cultura japonesa, veía mucho anime y documentales y, tal era su pasión que, aunque no tenía acceso a muchas cosas, sí tenía internet y comenzó a aprender japonés de forma autodidacta. Después, con la motivación de conocer ese país y saber más sobre su cultura, entró en diferentes redes sociales e hizo amistades con mujeres japonesas, principalmente.

Pero ahí no quedó su inquietud, sino que continuó con el mandarín, algo de francés, alemán y, por obligación, aprendió inglés. Esos conocimientos le sirvieron para hacer negocios de importaciones, para conseguir más amigas en otros países y para dar rienda suelta a sus intereses románticos y culturales.

Él tuvo mucha disciplina y motivación, yo de lo primero no tengo mucho y de lo segundo a veces me falta. Por eso me cayó como anillo al dedo una red que fuera más allá de lo virtual, porque conocer gente “en vivo y en directo”, ¡eso sí que me motiva!

Las charlas a las que comencé a asistir estaban organizadas por el programa que creó la red: se citaba en un lugar, las personas debían consumir algo de ese lugar y podían empezar a hablar con personas de su ciudad mientras llegaba el anglófono e intervenía en la conversación.

aprender sin dinero

Otras veces daba con personas más serias que comentaban asuntos políticos y públicos, se volvía más exigente la conversación y se evidenciaba lo mucho que me faltaba aprender vocabulario para llegar al nivel que tengo en español. Ya que cuando hablo de algo interesante y trascendental me siento tan falta de palabras que termino dejando que mi poco vocabulario desluzca mi inteligencia y acabe diciendo alguna burrada que por supuesto no quería decir.

En uno de estos encuentros conocí a dos hablantes nativos con los que establecimos conversación: Lorain de Canadá y un hombre de Australia, cuyo nombre no recuerdo. Con Lorain hablamos mucho sobre sus viajes por el mundo, el yoga que ella enseñaba, la ciudad y el matrimonio gay.

El diálogo con Lorain fue fluido, además era una persona extrovertida, coincidía conmigo en opiniones acerca de las diferencias entre canadienses y norteamericanos y la importancia de la interculturalidad para entendernos entre todos en lugar de buscar aplastar la cultura de otros o considerarla menos importante.

En la charla con el australiano fue realmente difícil entender lo que decía. Mi grupo de personas hispanohablantes que practicaba inglés era el grupo más alegre de la plazoleta, por lo que el australiano se sintió bien recibido, habló muy bien de nuestra cultura, se quejó de las dificultades que había vivido en Centroamérica y manifestó que quería quedarse en la ciudad. La charla con él fue corta porque no le entendíamos y le hicimos repetir varías veces lo que decía. Finalmente, sacó un cuaderno y nos pidió palabras curiosas del español local para ir practicándolas y para hablar de forma más amena con otros.

Así eran en un principio las actividades de la red, sin embargo la gente ha ido empoderándose de ella y en este momento hay actividades como caminatas ecológicas, cineforums y clubes de lectura que las mismas personas, que no forman parte de la empresa que creó la idea, han organizado.

Este tipo de páginas de intercambio de idiomas demuestran el poder de las tecnologías cuando están conformadas por personas con intereses comunes, ganas de aprender, de compartir y de conocer más gente.

¿Crees que crear una red local con conocidos puede ayudar a practicar el idioma? ¿Hacer que lo virtual llegue a lo real hace que las redes sean más motivantes?

¿Qué te ha parecido mi experiencia aprendiendo idiomas sin dinero? Me gustaría conocer tus comentarios y respuestas a estas preguntas. Pero sobretodo me gustaría animarte a que intentes formar un grupo para la práctica del idioma, aunque no haya ningún miembro angloparlante. Lo importante es compartir, no olvidar lo que ya se ha aprendido, aprender nuevo vocabulario e identificar los problemas que vas encontrando en tu expresión.

Blog de la autora: nadiarojasm.blogspot.com